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Y médico y poeta han ignorado si soy una locura que enajena, un proceso vital o un crisantemo. Mas soy la muerte, que no sabe a nada, metáfora inmortal de vida intensa. De aquellos que aman con ternura inmensa yo soy la real, febril, única amada. Sólo me sabe Dios que me anonada, y, al pensar redimir, conmigo piensa ; y en toda hora en que el vivir se adensa, allí estoy yo, fatal, madrina y hada. Soy ciprés y paloma, cuna y nave. ¿!Por qué en la tierra diéronme guadaña si es mi cetro cimbreante nardo, y aquí en la luna gozo de línea de ave y en pos del hombre, que el ensueño baña, soy su escudero, su doncel gallardo? (Transición.) Mas, ¡ muerte !, ¿qué es lo que haces? ¿Poesía con tus cueros, tus sudarios, y tus cóncavas ojeras y tu esqueleto? 42