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LA SUBIDA Deshoja el carillón allá en la altura sus estrellas de luto y siempreviva. ¡ Aupa, bilbaíno corazón! Arriba la bendición del mar por ti murmura. Allí comienza el alba con su albura ; allí muere tu niebla en gracia viva ; allí es revelación tu perspectiva de ciudad que se aduerme en la ternura. Por las calzadas que girando ascienden a la colina de la paz, Begoña, vamos rítmicos, lentos, peregrinos. En sus atrios las lámparas se encienden ; el silencio del alma allí retoña, y hay romería en todos los caminos. OFRENDA Andra Mari, rubíes te traemos que el corazón alegre y nebuloso de tu Bilbao, en su viajar de acoso, desgranó por los mares más extremos. 12