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No hay besos que a besar sean bastantes las huellas que sus plantas han dejado tras las .ovejas por el mundo errantes. Del monte bajó al valle soleado; pasó ,descalza el 1pedregal del río; el desierto abismal lla hizo morena; y el mar, con su ilusión ultraterrena, la sedujo por fin, y en un rnwío, :Pastora y ;Misionera Franciscana, Eilla pisó la playa americana. « ¡;Es María nuestra Hermana! ~cantaba el tierno franciscano paraí1so~. ¡Por Dios, la suma Reina se hizo Esclava! ¡Por nosotros Pastora hacerse quiso! :i, Mas ,esta estrofa de su amor sonoro tan sólo eJlos re,petir srubían. Ni siquiera los ángeles podían. En aquetla canción no había ,coro, pues ,el coro de cuanto allí se canta es eJ ser 1d,e Jesús. ¡Oh Patria santa! Envío ¡Pastora, nuestra Hermana Misionera, seremos en la tierra tus zagalies, y allá en ,el Cielo, tus cantores reales ... y así eterna será de ,Asís la primavera ! 59

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