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22 «Levántate, cierzo, ven también tú, austro. Oread mi jardín, que exhale sus aromas, que viene a mi huerto el Amado, a comer de sus frutos exqu~sitos» (Cant. de Cant. IV, 16). VÍSPERAS EL ZAGAL Decidme, hermanas, dónde sestean sus blancas greyes y sus zagales... LAS AVES Entre viñedos y naranjales. EL ZAGAL Sí; porque he sido col.'dero de Ella y, huyendo un día, paré en zarzales.

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