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siglo ,XVIII en la llamada ((Quebnda de los Valen– cianos». De ahí le vino el nombre. El indio la llevó a su casa y comenzó a venerarla. Muy pronto se atritmyeron a su invocación gracias y favores. Au– menta!ldo considerable171ente su devoció!]., el párro– co dispuso que se ·trasladase a la iglesia parroquial. Y allí siguieron acudiendo sus devotos de los pue– blos circunvecinos a buscar el remedio a sus nece– sidades y el alivio a sus almas. Cuando la devoción iba más en aumento, se pre– sentó un serio contratiempo. Los feligreses de San Sebastián de los Reyes y su párroco quisieron lle– varse la imagen, alegando que había sido encontra– da En territorio de su jurisdicción. Los pleitos y discusiones se sucedieron, sin poder resolver nada pacificamEnte, hasta que, para evitar mayores incon– venientes, el señor Obispo dispuso que la imagen fuese llevada al obispado. Alli permaneció por es– pacio de treinta años. En 1802 se co;,siguió que la imagen fuese devuelta a San Luis de Cura, hoy Vi– lla de Cura. Aquí se ha seguido venerando con gran fervor, de modo especial el día 8 de septiembre, en que se ha celebrado solemnemente la fiesta principal. Se atribuyen gracias extrao rdinarias y conversión de pecadores a la intercesión de la virgencita de la piedra triangular venerada en Villa de Cura ... Se le invoca con el nombre de ((Nuestra Señora de los 94

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