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curaciones y favore s del cielo se sucedían ininterrum– pidamente .. . Las ptrsonas aumentaban cada ,día, en vista de lo cual det,erminó la auto-ridad eclesiástica que el cua.dro fues-e trasladado a la ig1esia parroquial. Se organizó una solemne procesión a la que acu– dieron las autoridades. Mas he aquí que al acer– carse a la iglesia, el cuadro adquirió un ¡peso sobre– humano. La procesióti. se tuvo que pap tr . Cuando todos se encontraban asombrados e inolecisos, uno de los .circunstantes exclamó: «Quizá la lVirgen San tísima prefiera ir a la iglesia de San J j an de Dios y no a la parroquial, a donde la quierr llevar. >> La autoridad ordenó cambiar dé dirección, y la imagen .recobró su peso normal. Este sul eso aumen– tó más la admiración y el fervor de lbs zulianos, · 1 d I " qmenes comenzaron a propagar a e1oc10n · a su Virgen predilecta, a quien confiadamen1r·e comenza– ron a llamar su «chinita». La pequeña capfüa, fué transfo rmada pronto e n una ,gran ig lesia . El Papa Benedicto XV ~a e levó a la categorí a de Basílica Meno•r. Mas con dl tiempo, la iglesia fué insuficiente para albérgar la [multitud de devotos ,que acudían, ele modo especial el 18 de no– viembrie, y se determinó levantar un grJ ndioso tem– plo cónsono con su categoría ,dé BasíliJa. Se reali- , zó la inauguración el 13 de noviembre ~e 1952, fe– cha en que se llevó a cabo la coronaci ( n canónica 49

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