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descolorido. Antonio de Santana lo envió al case– río de Chiquinquirá donde tenía una casa y una ca– pilla. Alli permaneció varios años arrinconado, has– ta que una piadosa señora, reconociendo un día . la imagen de la Virgen, la limpió y colocó sobre el altar. Ante él pasaba largos r atos de oración , vien– do la imagen más con los ojos de la fé que con los de la cara ; hasta que un día, 26 de diciembre de 1586, se realizó un milagro. En presencia de dos señoras y un niño, la imagen comenzó a despedir rayos de luz y quedó p erfectamente reproducida. La noticia del milagro se divulgó rápidamente. Las personas piadosas comenzaron a llegar a la capilla ; se multiplicaron los mil;igros y favores de la Ma– dre del cielo, y la fama de Nuestra Señora del Ro– sario de Chiquinquirá se fué extendiendo por todas partes. Entre los cuadr os principales de esta advocación podemos mencionar el de Ar egue y el de Maracaibo . 1.º Nuestra Señora de Clviquinqiiirá, de Aregue (Estado Lara). A mediados del siglo xvrr , un ilustre caballero, llamado D. Fernando de Villegas, fundó a l noroes– te de Caro ra una encomienda de indios a la que dió el nombre de «Doctrina de Nuestra Señora de Chi– quinquirá» . En la capilla se colo có un cuadro, co-

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