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salvó la imagen ; quedó intacta. Ante este milagro y otros que se le atribuyeron a su inte rcesi-ón, la fe y confianza en Nuestra Señora de la Caridad se fué extendiendo por los campo s y pueblos circunve– cinos. Con tal motivo, dispuso el Excelentísimo se– ñor obispo de Venezuela que_la imagen milagrosa fues e llevada a San Sebastián ; acto qºue se vuificó el 22 de enero de 1692. Asistieron todas las autori– dades y los cultos solemnes se prolongaroi1 durante nueve días. Para que no decayese el fervor, y con el fin de propagar más la devoción a dicha imagen, se or– ganizó una Cofradía, que fué aprnbada por la au– toridad eclesiástica y recibió indulgencias de la San– ta Sede. En 1731 se dió feliz término a una capilla propia · de la Virgen de la Caridad, y la imagen f ué colocada en un . trono. Desde allí ha seguido derramando s_us gracias y sonrisas maternales a cuantos han acudido a. ella. Sus devotos han correspondido a esos favore s ador– nando la capilla con un altar de mármol y con andas y relicario de plata. En la torre han colocado un hermoso reloj que llama con frecuencia a los fiele s y les recuerda que allí está la Madre caritativa dis– puesta a repartir sus gracias a cuantos acudan a pedírselas humildemente. 30

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