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resplandeciente. _Al instante la reconoc10, y, enoja– do con ella, le dijo : «¿ Hasta cuándo me quieres perseguir? Bien te puedes ir, que ya no he de hacer lo quE. me mandes» . Indignado, quiso atemorizar a la Señpra, y cogiendo el arco exclamó: «Con \ m,é,l,tarte . . . . . . . •. . ) ' . me dejerás». La Virgen Santísima se sonrió y avan- zó hacia él. El arco y las flechas cayeron al suelo. Entonces el indio quiso cogerla por el brazo y echar– la fuera, y ella misteriosamente : desapareció. Y asegura la tradición, que en la mano del cacique quedó la milagrosa imagen. El indio quiso destruirla, pero , llevado de c:erto temor, la escondió. Un jovencito familiar que pre– senció la escena, logró hacer venir unos blancos cerca del rancho y, sin ser visto por el jefe, les en– tregó la imagen. El español Juan Sánchez, que la recibió, la llevó durante algún tiempo siempre con– sigo. Más tarde , la colocó en un altarcito de su casa, que comenzó pronto a · ser el primer santuario de la reliquia . La fama de las apariciones y de los milagrns se extendió rápidamep.te y las autoridades competen– tes ordenaron que fuese llevada a Guanare. El tras– lado se verificó con gran pompa y solemnidad en 1654, en la víspera de la Purificación Durante los tres siglos de existencia que tiene la imagen, la Virgen Santí sima ha obrado infinidad

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