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memorial, una imagencita de dicha advocación. Se le había construído un santuario, y varios hombres penitentes vivían cerca de él. Ant1e el peligro de ser destruida por los invasores mahometanos, un pia– dos'o · anaéo reta li · ocultó ' en el hueco de un roble. Pasaron muohos años. Al llegar la reconquista, s,ólo aparecieron ruinas. También había desaparecido el ermitaño, y, con él, la historia de. la imagen mila– grosa. Las montañas quedaron abandonadas. Un malhechor se aprovechó de aquella soledad para en, tregarse mejor al robo y al crimen. Cierto día en que se disponía a matar a un labrador llegado al campo, se conmovió al verlo ponerse de roq.illas para rezar. ,Dios le dió una gracia extraordinaria y le cambió el corazón ; desde a 1 quel día comenzó el malhechor a hacer penitencia viviendo en una cueva. Una no-che en ,quie se ,encontraba invocando a la Virgen Santísima con mucho fervor, pidiendo per– dón de sus pecados, la Madre del cielo le manifestó que en un roble próximo a una fuente, y en el que había un enjambre de abejas, hallaría una imagen milagrosa. El ahora ya penite.nte registró el Ju– gar, y al fin encontró la virgencita, cubierta con la corteza del árbol. Comunicó el hallazgo a los h,1· bitant1es más cercanos y muy pronto acudieron pe– regrinaciones ... Se renovaron los milagros, se edi- 102

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