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DECIMOTERCERA ESTACION Jesús es ··puesto en los brazos de su Madre « Un varón de nombre José se presentó a Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús; y bajándo– le, le envolvió en una sábana» (Le 23,50-53). Os adoramos, Cristo, y os bendecimos. Porque por vuestra Cruz redimiste al mundo . Santa María, Madre de Dios, ten fuerte ese cadáver, que es el cadáver de tu Hijo y es la cifra de toda desventura humana. Santa María, madre nuestra, recoge también en tus brazos a todos los hijos menores que han muerto y mueren y morirán. Acoge, Señora, a todos los pecadores que mueren en este mundo . Los que mueren en campaña, los que mueren matando, ofuscados por un sentido confuso del deber, de la inde– pendencia, de la guerra justa. Los que mueren solos en una sala del hospital, dándose cuenta de que esos que le rodean, ajenos, extraños, se impacientan por una agonía tan larga. Los

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