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SEPTI MA ESTACION: Jesús cae por segunda vez «Se humilló, hecho obediente hasta la muer– te» (Fil. 2,8). Os adoramos, Cristo, y os bendecimos . Porque por vuestra Cruz redimiste al mundo. Ya van dos veces que caes, Señor. ¿Es aca– so una señal de que no te cansas de querer– nos? ¿Es una invitación a sacudirse el polvo después de las recaídas? Quiero dirigirme a TI con unos versos prestados. Son éstos: vereás con cuánto amor llamar porfía ! ¿Qué tengo yo que mi amistad procuras? ¿Qué interés se te sigue, Jesús mío, que a mi puerta, cubierta de rocío, pasas las noches del invierno oscuras? ¡Oh, cuánto fueron mis entrañas duras, pues no te abrí! ¡Qué extraño desvarío si de mi ingratitud el hielo frío secó las llagas de tus plantas puras! ¡Cuántas veces el ángel me decía: «Alma, asómate agora a la ventana ;

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