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CUARTA ESTACION: Jesús encuentra a su santísima Madre « Y una espada atravesará tu alma» (Le. 2,35). Os adoramos, Cristo, y os bendecimos . Porque por vuestra Cruz redimiste al mundo. Se me ocurre, Señor, pedirte por esas ma– dres a las que una muerte temprana arrebata a sus hijos. Te pido por todas las que, al en– tregar su hijo a una mujer, piensan que ésta en el fondo se lo arrebata y se quejan de que aquel cariño de antes ya no es lo mismo, ya no es lo mismo ... , porque el corazón humano está mal entrenado para conciliar amores . Te pido por esa cosa grandiosa y débil que son las madres de esta tierra, mucho más ge– nerosas de lo que los hijos creen, menos egoístas quizá de lo que ellas piensan. Señor, pequé . Tened misericordia de mí y de todos los pecadores.