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¡V VA DE COFRADIA! Ahí va una fecha como para prender con clavos, y de los más gruesos, en la mente y, ¡mejor!, en el corazón de los manzanareños: 17 de mayo de 1690. Que, ¿qué aconteció? Lo de siempre: que es la gente de a pie, que casi nunca la auto– ridad -sea ésta c iv i l o ec lesiástica-, la que @la patadas a la Historia o a la historia con el sano propósito de que prospere, que eche pa' !ante, ¡vamos! Se reunieron diez vecinos. Ni siqu ie ra lle- 1aron a doce, que bíblicamente es un número t¡ue indica «plenitud"· Se reunieron los diez elispuestos a «enfervorizar» al pueblo con la alevoción a «Jesús Nazareno con la Cruz a Cuestas». No hablan todavía, no, de « Nuestro P~dre Jesús del Perdón». ¡Esto sería poste– rior! Y así las cosas, determinaron fundar una Hermandad. ¡Y qué gesto más simpático y tan evangélico! La Hermandad no tendría sino 72 miembros. Ni uno más. Ni tampoco, uno me-