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POR EL CAMINO VERDE ... Pero esta vez no conduce a la ermita, así, en general, sino a la ermita de «Vera Cruz». Claro que de verde no tiene nada, porque más se asemeja a una estameña franciscana, ás– pero y duro, que a cua lquier otra cosa. La ermita de la « Vera Cruz» ha tenido vi– sos de ser curiosa. Primero se asomó a la Plaza de San Antón, y ahora ... Y como que ha sentido el comezón de la novedad curiosa . Pri– mero resgua rda al Santísimo Cristo de la Ve– ra Cruz . Después comparte este honor con el «Cristo del Perdón». Y ahora sabemos que éste se ha llevado la parte mejor. Pero en fin. Sea por el camino verde o por el pardo de sus guijarros, lo cierto que por él han caminado muchos pies llenos de ilusión y de arrepentimiento. ¡Cuántos, desde el si– glo XVI, a finales, en que fue construida esta ermita! Se le echó una mano restauradora en 1883. El benefactor fue don Alfonso Mellado y Buenamañana. Y como quedó por los sue– los en la contienda civil, hubo que reconstruir-