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del Antiguo Testamento: Melquisedec, Aarón, Moisés y David. Enriquecido eón tantas joyas, obras de arte y reliquias, el monaste– rio comienza a ser, en opinión de los historiadores sagrados, uno de los más ilustres de la provincia franciscana de Santiago y de los más afamados en virtud y santidad. De él dice el padre Ajofrín : «Sin ponde– ración, ni lisonja alguna, es este santo convento de La Anunciada uno de los mayores relicarios de santidad, que hay en la Orden Seráfica». Fama de santidad gozan la propia sor María de la Trinidad, quien manifestó siempre una gran devoción a San Lorenzo, orando diariamente ante su sepulcro, y la primera abadesa, y las otras dos cofundadoras veni– das de las Descalzas Reales, y con ellas otras cinco monjas fallecidas desde 1609 a 1670, según consta en la obra del padre Juan Antonio Domínguez, O.F.M.: Prosecución del árbol cronológico de la provincia de Santiago. Sin embargo, ni don Pedro ni su hija verían realizada la construc– ción de la iglesia. Se comenzó a fabricar en virtud de una escritura de concierto firmada el 18 de septiembre de 1653 entre el monasterio y doña Elvira Ponde de León, viuda de don Fadrique de Toledo, sexto marqués de Villafranca. Para llevarla a cabo las monjas se vieron obli– gadas a hipotecar y vender cuanto tenían. El precio de la obra fue de 229.449 reales. En su arquitectura destaca la portada con el escudo de armas de los marqueses y una hornacina con la representación de la Anunciación, según el modelo usado por Juan de Álava en San Este– ban de Salamanca, que antes empleó Juan Gil en la catedral de Sala– manca. El retablo tiene tres grandes relieves de la escuela de Becerra: la Anunciación en el centro, el Nacimiento a la derecha y los Despo– sorios de Santa Catalina, a quien el marqués profesaba gran devoción, a la izquierda (14). Enfrente del altar mayor, a los pies de la iglesia está el panteón, debajo del coro, donde puede admirarse el sepulcro del marqués fundador, de mármol florentino-pompeyano con trabajos de taracea, que se alza sobre cuatro leones de arte napolitano. En la actualidad, la iglesia posee también el privilegio de estar con (14) Cf. Villafranca del Bierzo: Formación de un núcleo urbano en el Camino de San– tiago, por María Josefa Montañés González. Estudios Bercianos, n.º 11. Diciembre, 1989. 66

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