BCCCAP00000000000000000000810

prueba documental alguna, de manera que sólo se trata de una conje– tura fácilmente imaginada por el hecho del carácter piadoso del rey y la oportunidad de tener a su lado una persona de tanta discreción, autoridad y prestigio en cuestiones de fe, que hace suponer que le consultara, aunque no fuera más que para conocer su opinión. Ade– más lo más probable es que la decisión estuviera ya tomada con ante– lación a la llegada de Brindis a España, pues tan sólo hay dos días de diferencia entre ésta y el decreto, y San Lorenzo tarda en entrevis– tarse con el rey. Los que sí están acreditados por el testimonio de los presentes, son varios milagros que hizo en la corte. La reina recordaba la colección de reliquias del duque de Baviera, que había visto en Mónaco, antes de venir a España, y observó que el santo llevaba al cuello una cruz conteniendo tierra del Calvario, parecida a otra que vio en aquella ocasión. Fray Lorenzo aclaró que era la misma, ya que se la había dado el duque. Pero dado el interés de la reina, le ofreció en un pañuelo algo de aquella tierra. Algunos pensaron que tal tierra podía ser de cualquier sitio, pero la tierra manchó de sangre el pañuelo. Y tres días más tarde, la sangre había aumentado y tenía un color más vivo. En otra ocasión curó a una dama de la reina, llamada Domitila. Llevaba catorce años imposibilitada de hablar, de andar y se encon– traba sin esperanza de vida. La reina rogó al santo le llevase la cruz con las reliquias que siempre llevaba al cuello. Así lo hizo San Lorenzo y al simple contacto con ella recuperó el habla, el movi– miento y se encontró fuera de peligro. También se atribuye a la inter– cesión del santo la curación del príncipe, futuro Felipe IV, de una grave enfermedad que sufrió en aquel tiempo. No sería de extrañar, pues el padre Brindis usaba de gran ternura hacia los niños y había cogido gran cariño al futuro rey. Como colofón a esta su primera embajada en España, logró de los reyes la fundación de un convento capuchino en la corte. Las anterio– res gestiones llevadas a cabo por el padre Serafín de Polizzi para fun– dar un convento en Madrid, se veían obstaculizadas por el interés y oposición de otras órdenes, con las que el duque de Lerma había comprometido su palabra. Fray Lorenzo se lo planteó a la reina y ésta 38

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz