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Epoca 5.a Amigo lector: Más de medio siglo de historia ha transcurrido desde nuestra última entrevista en El Pardo. Pero hoy, en 1971, veinte minutos en autobús, por carretera bien cuidada, nos ha bastado para tras– ladarnos desde la Capital de España a El Pardo. Por otra parte hemos presenciado en el trayecto una com– pacta caravana de coches particulares, cuyos cláxones pedían a voces una autopista. Sí; otra vez con gozo y nostalgia ante este anciano y bien amado Palacio de El Pardo. Nunca El pensó albergar tanta y tan apretada Historia Patria. Muchos años tejiéndola, entre sus nobles muros, le han hecho testigo últimamente de cinco años de abandono en la Segunda República, tres años de guerra ocupado por las Brigadas Internacionales, que le dañaron seria– mente; y, por fin, restaurado rápidamente y adornado con sus antiguos muebles, sus objetos de arte y su incomparable colección de tapices, ha sido elegido para Residencia Oficial del Jefe del Estado Español. El 15 de marzo de 1940, desde el Castillo de Viñue– las, se trasladaba al Palacio de El Pardo el Generalí- 25