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que de generac10n en generac1on se van trasmitiendo las crónicas curiosas de cada valle. De este Monte se desgajaron varias fincas, como la de Viñuelas, la de Valdelatas, Moraleja y El Goloso. Hemos de cosignar que hoy, gracias a la iniciativa de Alfonso XIII el Monte no es ya todo caza. Se ven cultivadas 500 hectáreas de secano y otras 100 de re– gadío, amén de nutrida ganadería. Ese Palacio que ves y ya conoces, y que Don Alfon– so XIII acaba de restaurar, preparándolo para acomo– dar a su prometida la Princesa Victoria Eugenia de Battenberg, con ocasión de su rnatrimonio en 1906, ha sido habitado por todos los Reyes y Reinas desde Felipe II. Ahí Felipe IV anuló la privanza y poderío del Conde Duque de Olivares. Ah:í. posaron antes de sus bodas las Reinas María Cristina y Victoria Euge– nia. Ahí falleció Alfonso XII el 25 de noviembre de 1884. Ahí habitó la exemperatriz Zita, viuda del Em– perador de Austria Carlos I, padres de Otto de Austria, escritor de gran relieve y enj uiciador de hechos de nues– tros días. Enrique IV, que murió en El Pardo por efec– to de una caída de caballo en día de caza, vino proba– blemente a exhalar su último suspiro a este Palacio. El Ayuntamiento de El Pardo no pertenece al Par– tido Judicial de Madrid, sino al de San Lorenzo de El Escorial. Al recorrer nuestra vista por el pueblo, dis– tinguimos con facili.dad los pabellones militares de Trasmisiones, los dos asilos, tanto el de Mendicidad como el de Orfandad, el Convento de monjas Con– cepcionistas, que dan clase de primaria, y las dos Escuelas de primaria. También contemplamos la his– tórica casa de Infantes, lavantada por Carlos III, la 23
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