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EXPIACION "A causa de los trabajos de su afma, verá y se hartará; con Jo aprendido, mi Siervo justificará a muchos, cargando con los crímenes de elfos. Por eso le daré una parte entre los grandes, con los poderosos tendrá parte en los despojos; porque expu– so su vida a la muerte y fue contado entre los pecadores, y él tomó el pecado de muchos e intercedió .,:ior los pecadores". (lsaías 53, 11:·12) (U. E.) El expió por mis pecados. El salió fiador por mí y por todos. E'. tiene un nombre muy concreto que enamora a unos y hace blasfemar a otros: Jesucristo. El es el verdadero servidor de los hombres. "Un hombre para los hombres". Mejor diríamos: Un Dios para los hombres. "Dios se hizo hombre, para que el hombre se hiciera Dios". Sin él nosotros seríamos menos que hombres. Pues estábamos hundidos en el lodo de nuestros pecados. Lentamente, trágicamente, nos íbamos hundiendo más. El lodo nos llegaba a los labios. El lodo nos salía de los labios. El nos lanzó un cable de salvación. ¿Sin él qué seríamos tú y yo? Porque no teníamos posibilidad de expiar nosotros mismos por nuestros propios pecados. Aunque parezca mentira es la misma ver– dad. Nuestro pecado se coloreó de malicia infinita al querer ofender al Dios infinito. Y para expiar estaba sólo nuestra finitud. ¡Imposible salir del po– zo de nuestra limitación! Porque expiar según los más auténticos ritos es volver hacer gra– to lo ingrato, agradable lo desagradable, sagrado lo profano. -90-

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