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¡TRITURACION ! "Le arrancaron de la tierra de /os vivos, por /os pecados de mi pueblo Jo hirieron. Le dieron sepultura con /os malhechores; porque murió con /os malvados, aunque no había cometido crimines, ni hubo engaño en su boca. El Señor quiso triturar– lo con el sufrimiento. Cuando entregue su vida como expia– ción, verá su descendencia, prolongará sus años; lo que el Se– ñor quiere prosperará por sus manos". ( lsaías 53. 8b·1 O). La expresión es brutal: "El Señor quiso triturarlo con el sufri– miento". Parece indicar ensañamiento. Y sin embargo se trata de "su Hijo muy amado en quien tiene todas las complacencias". ¿Por qué habrá sido? Sabemos que fue por nosotros. Esa fle- cha nos buscaba a nosotros, pero él se interpuso. Ya lo hemos me– ditado. Aunque nunca lo haremos bastante. Ahora queremos decir que en la palabra triturar va indicado que el dolor llegó hasta lo sumo. Hasta las raíces más íntimas del ser. Que no quedó parte sana en sí. En cuerpo y alma fue macha– do hasta el final por los dolores. La palabra triturar nos trae inmediatamente una imagen, en la que sin duda pensaba el profeta:. La imagen del molinero moliendo el grano de trigo. La imagen del lagarero exprimiendo, entre sus prensas, los racimos de uva. El profeta pensó sólo en el dolor. Nosotros pensamos en el sa– crificio. Lo de Cristo fue un sacrificio. Pero un sacrificio con suma y sigue.· Cada vez que un sacerdote dice las palabras sacrales, le hace entrar en esa espiral misteriosa del sacrificio que se realiza "real y verdaderamente". Y se realiza sobre el trigo ya triturado, sobre el vino ya fermen– tado. Hasta en la materia cobra realidad la imagen. Es triturado, por así decirlo, hasta en las especies que él escogió para realizar por los siglos de los siglos, su sacrificio. -88-

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