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Lo primero, con el testimonio de nuestra vida ejemplar. "Si to– dos fuesen como usted ... ", nos dicen algunas veces, gentes apar– tadas de la Iglesia. Comprendemos que no todos son lo mismo, que tienen que existir escándalos, pues es cosa de hombres, y la Iglesia está formada por hombres. Pero en la segunda etapa tenemos que hacerles comprender esto: la doctrina es maravillosa,· y lo seguirá siendo, aunque algu– nos cristianos sean unos canallas. Que en realidad tienen de cristia· nos meramente el nombre. Que Cristo a él no le va a pedir cuentas si no de su comportamiento, de su conformidad con la verdad evan– gélica. Y que si se dispone a ser completamente bueno, habrá un cristiano auténtico más en el mundo. Otro medio de apostolado, eficaz y seguro, es la oración. El caso de San Agustín lo hemos recordado algún otro día. Recorda– mos ahora lo que se dice en la encíclica sobre el Cuerpo Místico de Cristo: "Verdad ciertamente tremenda que nunca se meditará bas– tante el que la salvación de muchos dependa de las oraciones y vo– luntarios sacrificios de los miembros del Cuerpo Místico de Cristo". Tenemos una responsabilidad, semejante a la de Cristo, de su– plir con nuestras oraciones y penitencias, lo que falta a la reden– ción de Cristo. ¿Qué falta? El que llegue a tantos que \liven apar– tados de él. Como si jamás él hubiera venido al mundo. Si después de todo eso algunos se pierden: ¿Qué culpa tene• mos nosotros? ¿Qué culpa puede tener Cristo? El ha hecho todo lo posible para que todos se salvasen. Nuestra gloria no se ha de em– pañar por eso. Comprenderemos, entonces, perfectamente el por– qué y sus múltiples motivos. El hombre es libre, y libremente puede escoger su camino a pesar de todos los pesares. Acataremos los designios de Dios. Pero nosotros confiamos, por la gracia de Dios, vivir con él eter– namente en el cielo. Así lo suplicamos en la conmemoración de los santos de la .11 plegaria eucarística. "Ten misericordia de todos nosotros, y así, con María, la Virgen Madre de Dios, los apóstoles y· cuantos vivieron en tu amistad a través de los tiempos, merezca– mos, por tu Hijo Jesucristo, compartir la vida eterna y cantar tus alabanzas" .. -665-