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dos por Dios para que "preparásemos los caminos", otras veces no eran nada más que charlatanes. Pero Cristo habla con autoridad propia. Cristo es la Verdad p:ena. "Quien le sigue no andará en tinieblas" ... Y si alguno se ex– travía es porque ama más las tinieblas que la luz. Algunos pueden preguntarse: Es verdad que Cristo dejó un gran resplandor en el mundo. Ahí está su Evangelio. Pero Cristo se fue, ¿cómo sé ahora que sigo a Cristo o que quizá sigo mi propio criterio? Aunque pa– rezca tópico, es la verdad: Cristo fundó su Iglesia precisamente para que los hombres no se extravíen del camino recto. A algunos parece excesivamente estricta, pero lo hace, quizá, por un exceso de segu– ridad en la fe de Cristo para que nadie salga del camino recto. El Concilio dice a este respecto: "El único Mediador y Camino de salvación es Cristo, quien se hace presente a todos nosotros en su Cuerpo, que es la Iglesia. El mismo, al inculcar con palabras explícitas la necesidad de la fe y el bautismo (cf. Me. 16, 16; Jn 3,5), confirmó al mismo tiempo la necesidad de la Iglesia en la que los hombres entran por el bautis– mo como por una puerta..Por lo cual no podrían salvarse aquellos hombres que, conociendo que la Iglesia católica fue instituida por Dios a través de Jesucristo como necesaria, sin embargo, se nega– sen a entrar o a perseverar en ella" (LG. 14). La cosa está muy clara. En estos tiempos en que todo parece igual, a algunos que invocan el Concilio para hablar de libertad, a lo mejor lo mismo les sorprenden esas palabras sobre la Iglesia, camino hoy hacia Cristo y hacia el Padre. La Iglesia no quiere ser sólo camino a través de la verdad de Cristo. No es una mera depositaria de unas cuantas verdades infa– libles que va anunciando a las sucesivas generaciones, sino, tam– bién, es una vida. Y esa vida es el mismo Cristo que se nos da. Los sacramentos son la presencia de Cristo, como Vida, hoy en medio de nosotros. El Concilio, dejando a un lado los conceptos de la Iglesia como sociedad, insistió mucho en eso de que la Iglesia es el Cuerpo Místico de Cristo y el Pueblo de Dios. Cristo hoy, a tra– vés de su Iglesia, sigue siendo el camino, la verdad y la vida. -661-