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EL CAMINO "Tomás le dice: --Señor, no sabemos adónde vas, ¿cómo pode– mos saber el camino? Jesús le responde: "Yo soy el camino, la verdad, y la vida. Nadie va al Padre, sino por mí" (Jn. 14, 5-6). No va a ser un canto más al camino, inspirador de tantos poe– tas. Es una proclamación rotunda de la verdad de Cristo: "Yo soy el Camino". Y si queremos ir hacia la verdad y la vida no tenemos más ca– mino que él. Esto debe quedar bien claro. Eugenio Zolli fue el gran rabino de Roma que cruzó el Tiber hace unos años. Lo cual es decir metafóricamente que se convirtió al cristianismo. Escribió un libro titulado "Mi encuentro con Cristo", en el que se pregunta: "Jesús me esperaba en medio del camir.o. ¿le encontré yo o me esperaba él? Siento que lo encontré y fue luego mi compañero de peregrinación". Esta afirmación la podrían hacer todos los hombres. Todos he– mos tenido algún bache en nuestro caminar hacia Dios. Y Cristo nos esperaba ... Esperaba únicamente que diésemos ese primer pa– so hacia él. Luego él nos tendió la mano y nos llevó de la mano por el camino adelante. Una manera gráfica de describir el progreso del alma cristiana por el camino hacia el cielo. En ese camino sólo él puede ser el viático. Hacia el Padre na– die puede ir sino por él. ¿Por qué? Porque él es el único que hizo ese camino al revés. El que lo conoce perfectamente. Es el enviado del Padre. La revelación del Padre. El Verbo del Padre. En fin, el que lo conoce perfectamente bien. Porque es la verdad plena. La razón de que Cristo sea el Camino, con mayúscula, es por ser la Verdad, también con mayúscula. Los demás que nos vinieron a anunciar un camino hablaron en nombre de otros. A veces envia- -660-

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