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NOTA PASTORAL (San Juan 11, 17-27) Nuestra pregunta, a la vista de familiares difuntos, se identi– fica plenamente con la de Marta por su hermano (v. 21). Senti– mos que la desaparición de las personas que amamos solo ha sido posible porque Dios no se ha preocupado. Lo más que consegui– mos es una especie de resignación, como Marta (v. 24). A esa resignación, esperanzada sólo en la lejanía, se nos opone la figura de Cristo que es ya vida y resurrección presente desde ahora para todos los que creen (v. 25) pues tiene la Vida en sí mismo cfr. Jn 5, 26), y el poder de hacer pasar de la muerte a la vida al creyente (vv. 26-27; cfr. Jn 5, 21-29; 3, 15. 36; 6, 40).