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Porque Dios se lo llevó en lo mejor de la vida, para que su vida no se estropease, no se manchase. Cual un Guadiana que desaparece un instante para aparecer luego glorioso y gozoso. Ya decían los antiguos: "Los amados de los dioses mueren jóvenes". Ellos eran paganos, nada sabían del Dios verdadero que nos tiene preparada una vida eterna. Pero nosotros, cristianos ... No importan tanto los años, como la manera de vivirlos. De cara a Dios y a la luz de la fe, interesa más saber cómo emplea– mos esos años que Dios nos ha dado. Puede uno vivir una larga vida en pocos años. ¡Pletórica de méritos! Decía un eminente pensador español que cada cual moría cuando había cumplido su misión. Quizá haya excepciones. Mu– chas excepciones. Pero sí podemos asegurar, que cualquier cris– tiano en pocos años puede acumular sobre su alma muchas gra– cias. Pues todo es gracia de Dios, para quien sabe vivir cristiana– mente. Hasta la misma vida. Hoy recordamos a un hermano nuestro que ha pasado a la ca– sa del Padre. Dios, nuestro Padre y su Padre, le habrá dado el premio a tanto bueno como ha realizado. Otros días nos reunimos aquí para celebrar la fiesta de otros hermanos nuestros que son modelos radiantes en nuestra vida: los santos. Asombra considerar la cantidad de santos que murieron jóvenes. Y, sin embargo, en sus pocos años llenaron, a plenitud, la existencia. Cumplieron totalmente su misión. Y murieron. Viven en Dios y en nuestro recuerdo. De cada uno de ellos, como de nuestro hermano difunto, se puede decir lo de la Sabiduría ( "palabra de Dios"): "Madurando en pocos años, llenó mucho tiempo. Como su alma era agradable a Dios, lo sacó aprisa de en medio de la maldad. Lo vieron las gentes, pero no entendieron, no reflexionaron sobre ello". Nosotros sí vamos a reflexionar sobre ello, y aunque haya muchas cosas que no comprendamos, acatamos los designios del Señor.
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