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OTROS HOMBRES "Dos discípulos de Jesús iban andando aquel mismo día, el primero de la semana, a una aldea llamada Emaús, distante unas do$ leguas de Jerusalén; iban comentando todo lo que había sucedido. Mientras conversaban y discutían, Jesús en persona se acercó y se puso a caminar con ellos. Pero sus ojos no eran capaces de reconocerlo. El les dijo: --¿Qué conversación es ésa que traéis, mientras vais de camino? Ellos se detuvieron preocupados. Y uno de ellos, que se llamaba Cieofás, le replicó: -Eres tú el único forastero en Jerusalén, que no sabes lo que ha pasado allí estos días? El les preguntó: -¿Qué? Ellos contestaron: -Lo de Jesús Nazareno, que fue un Profeta poderoso en obras y en palabras, ante Dios y ante todo el pue– blo; cómo lo entregaron los sumos sacerdotes y nuestros jefes para que lo condenaran a muerte, y lo crucificaron. Nosotros esperábamos que él fuera el futuro liberador de Israel. Y ya ves: hace ya dos días que sucedió esto. Es verdad que algu– nas mujeres de nuestro grupo nos han sobresaltado: pues fueron muy de mañana al sepulcro, no encontraron su cuerpo, e inclu– so vinieron diciendo que habían visto una aparición de ángeles, que les habían dicho que estaba vivo. Algunos de los nuestros fueron también al sepulcro y lo encontraron como habían di– cho las mujeres; pero a él no le vieron" (Le. 24, 13-24). Quiero contaros la parábola del mago y el ratón. Era un ratón precioso, de esos que ni siquiera asustan a las mujeres. Estaba do– mesticado. Pero ... tenía un miedo cerbal al gato. Entonces el mago lo convirtió en gato. Pero entonces tenía miedo del perro. Lo trans– formó en perro. Y... tenía miedo del lobo. Lo mudó en lobo, lo lan– zó a aullar por los montes. Pero volvió porque tenía miedo del oso. -602-

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