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La lección que debemos sacar de la parábola es la humildad. "Sólo es bueno Dios". Y nosotros, por muy buenos que nos crea mas somos malos. Los santos, los más buenos de los hombres, se juzgaban pecadores. Famosa es el expresión que al fin de su vida solía repetir San Francisco de Asís: "Señor, ten compasión de mí, que soy el ma– yor pecador del mundo". Los discípulos que sabían de sus virtu– des, de sus milagros, de los estigmas del Señor que portaba su cuerpo. le decían: "Pero, padre, cómo podéis decir eso. No veis los ladrones, los criminales, los adúlteros ... Es verdad, -respondía San Francisco-, pero si a ellos Dios les hubiera hecho las gracias que a mí, habrían correspondido mejor que yo". Nosotros lo dudamos, pero esa era la humildad de los santos. Y esa es la humildad del publicano que hoy nos propone Je– sús. El reverso del fariseo. Ni se atrevía a levantar los ojos al cie– lo, ni a dar un paso áclelante; (cuando el fariseo estaba en primera fila, de pie, tan arrogante), y se golpeaba el pecho en actitud hu– mi!de y arrepentida. Esa debe ser nuestra actitud. Si somos sinceros -"y humildad es andar en verdad"-, nos daremos cuenta que la "vida es una gran lección de humildad". Nos sentimos avergonzados de nuestra arrogancia, de nuestras fanfarronadas, del autobombo que nos he– mos prodigado tanto y tantas veces. No hemos sabido atribuir a Dios suficientemente tantas buenas cualidades como tenemos. Por• que, citando otra vez a San Francisco, tenemos que repetir su fra– se: "De Dios el oro y de mí el lodo". Sin duda que tenemos todos muy buenas cualidades. Dios no nos ha creado inútilmente. Y Dios no ha. creado algo tan malo que no ten– ga algo o mucho bueno. Pero si urgamos en nuestro ser nos damos cuenta que eso es de Dios. Eso tenemos que agradecérselo a él. Y si hemos pecado, tenemos buen motivo para humillarnos y perma– necer en actitud humilde toda la vida, sin que esto nos cree comple– jo de culpabilidad, ni mucho menos. Y si no hemos pecado, recorde– mos lo de Sta. Teresita: "El quitó la piedra del camino para que no iropezase". c-:-587-
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