BCCCAP00000000000000000000808
PADRE NUESTRO "¿Qué padre entre vosotros, cuando el hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿O si le pide un pez, le dará una serpiente? ¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión? Si vosotros, pues, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a tos que se lo pidan?" (Le 11, 11-13). No podemos menos de hacer un breve comentario sobre esa idea divina de nuestro Padre-Dios. Una idea divina, insisto, porque a nosotros no se nos hubiera ocurrido semejante cosa: Llamar a Dios: Padre nuestro. Y a pesar de repetirlo todos los días, los cristianos, no acaba– mos de convencernos de la verdad de esa expresión: Que Dios es nuestro Padre. Por eso son como dardos ardientes las interrogaciones de Cris– to, hace veinte siglos. También valen para nosotros. Si en una multitud de padres y madres se le ocurriese pregun– tar a cualquiera: ¿Quién de vosotros, si un hijo le pide un pan le dará una piedra?; O si le pide un pez, le dará una serpiente?, estoy completamente seguro que le darían con las piedras de que habla– ba, porque le juzgarían loco. O al menos, y es lo menos que podían hacer, le dejarían solo. Y sin embargo, eso fue lo que preguntó Cristo y justamente a un auditorio compuesto en su mayoría por padres. Sin duda que aquellas preguntas tuvieron que rebotar duramente en sus almas. Cristo lo hizo para poner de relieve lo que dice a continuación: "Si vosotros, pues, que sois malos ... El llamar malos a los padres parece casi un insulto. Porque nosotros somos notarios de excepción que entre los amores del mundo, los amores más grandes, más perseverantes, más eficaces, más sin egoísmos son los amores de los padres. La historia está -574-
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz