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A Dios no le debemos enmendar la plana. Su deseo fue que nosotros no sufriésemos, pero el pecado entró por medio y le es– tropeó sus planes de felicidad. Ahora sólo queda que sepamos aceptar la Cruz como una bendición de Dios. ¿Cómo una bendición de Dios? Pues sí. ¿Qué hac.e el sacer– dote cuando nosotros le pedimos -vieja costumbre. que el consu– mismo va devorando- que nos bendiga? ¿Qué hace al final de la misa cuando nos bendice antes de despedirnos? Pues sencillamen– te trazar sobre nuestras cabezas, sobre nuestras vidas, sobre nues– tras almas, la señal de la Cruz. La Cruz, bien llevada, es una ben– dición de Dios. Os aconsejo, y me aconsejo a mí mismo, porque es muy fácil dar consejos a los demás, que procuremos llevar con garbo la Cruz por la vida. Porque sufrir tendremos que sufrir. "Vivir es sufrir. Pa– ra dejar de sufrir morir". La vida es como un largo paréntesis entre dos lágrimas. La lágrima primera del recién nacido que la vierte entre berridos inefables, y la última lágrima que dejaremos aquí después del último estertor, cuando unos dedos piadosos nos cie– rren los ojos y dos lágrimas rueden por las mejillas. Mientras, cuán– tas lágrimas vertidas. Es un tópico todo eso que decimos. Lo sabe cualquiera. Pero lo importante no es saberlo, sino vivirlo. Saber andar no es saber una teoría mecánica, sino simplemente mover los pies y lanzarse por los caminos del mundo. Las palabras de la Sabiduría de la liturgia de hoy nos pueden dar luz. Dios, a los que ama, prueba. El resultado: oro puro. Sin du– da nos hemos encontrado en la vida con gente fanfarrona, vacía por dentro, sin ningún fondo. Que viven en la superficie. Escarbas y no tienen nada. Lo que más vale es el traje que visten. Encontra– mos otros, los más, que han sufrido, que han superado mil crisis, que han luchado y han vencido aunque hayan tenido que dejar gi– rones de vida en la demanda, esos sí que valen. El sufrir enseña, forma y transforma. El hombre es grande por su capacidad de su– frir o haber sufrido en la vida. Es una regla para la cual no se ad– miten excepciones. -49-
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