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¡FUGACIDAD! "Mis días corren más que ta lanzadera y se consumen sin es– peranza. Recuerdo que mi vida es un soplo, y que mis ojos no verán más la dicha, los ojos que me ven no me miran, y cuando me mires tú, habré desaparecido. Como la nube que pasa y se deshace, et que baja a la tumba no sube ya; no vuelve a su ca– sa, su morada no vuelve a ver/o. Por eso no frenaré mi lengua, hablará mi espíritu angustiado y mi alma amargada se queja- rá". (Job 7, 6-11) (U.E.) ¡Fugacidad! Palabra con tintes románticos. Por eso el poeta ri- mó así estos pensamientos: "Ha muchos años que busco el yermo, ha muchos años que vivo triste, ha muchos años que estoy enfermo, ¡y es por el libro que tú escribiste! ¡Oh Kempis!, antes de leerte amaba la luz, las vegas, el mar Océano; mas tú dijiste que todo acaba, que todo muere, que todo es vano. Mas como afirman doctores graves que tú, maestro, citas y nombras, que el hombre pasa como las naves, como las nubes, como las sombras ... , huyo de todo terreno lazo, ningún cariño mi mente alegra y con tu libro bajo del brazo voy recorriendo la noche negra". (Amado Nervo: "A Kempis"). No cabe duda que el Kempis es un gran libro. Pero no cabe du– da, tampoco, que a veces se han extremado ciertas sentencias que -24-
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