BCCCAP00000000000000000000808

J E S U S, M I B U E N A M I G O "Si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros? El que no perdonó a su propio Hijo, sino que lo entregó a la muerte por nosotros, ¿cómo no nos dará todo con él? ¿Quién acusará a los elegidos de Dios? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? ¿Será acaso Cristo que murió, más aún, resucitó y está a la derecha de Dios, y que intercede por nos– otros? ¿Quién podrá apartarnos del amor de Cristo?, ¿la aflic– ción?, ¿la angustia?, ¿la persecución?, ¿el hambre?, ¿la. des– nudez?, ¿el peligro?, ¿la espada? Pero en todo esto vencemos fácilmente por aquel que nos ha amado. Pues estoy convencido de que ni muerte, ni vida, ni ángeles, ni principados, ni presente, ni futuro, ni potencias, ni altura, ni pro1undidad, ni criatura alguna, podrá apartarnos del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús, Señor nuestro" , (Rom 8, 31b-35, 37-39). Ya conocemos este pasaje, pero quizá no conozcamos sufi– cientemente a Cristo bajo esta faceta de amigo. El gran amigo. El buen amigo. El único amigo. Todos los otros en comparación su– ya... Hemos oído contar algunas veces aquel apólogo del padre que moría y le recomendaba a su hijo, un medio amigo que tenía: -Mira, hijo, tengo un medio amigo. Fulanito de tal. Recurre a él. El te ayudará ... -No te preocupes tú papá por mí, tengo muchos y grandes amigos. Así que por ese lado completamente tranquilo. Luego recurrió a sus amigos, y todos le fueron dando discul– pas. Nadie hizo nada por él en su necesidad. En cambio el "medio amigo" de su padre, ése sí que le ayudó de veras. Es que "tener un amigo fiel es tener un tesoro". Y grandes te– soros no se encuentran todos los días. -236-:-

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz