BCCCAP00000000000000000000808
beza hubiera resucitado sola. No. Al resucitar él, nos resucitó a todos. Tenemos la completa seguridad de que la muerte no es más que el paso a una vida mejor. El prefacio de difuntos nos lo recuer– da: "Porque la vida de los que en ti creemos, Señor, no termina, se transforma; y, al deshacerse nuestra morada terrenal, adquiri– mos una mansión eterna en el cielo". Ya Cristo les dijo a los apóstoles, al ver su tristeza, ante la proximidad de su muerte: "En la casa de mi Padre hay muchas es– tancias, y me voy a prepararos sitio". Consecuente con ·esta fe y estas promesas, rimaba sus anhe- los santa Teresa: "Aquella vida de arriba que es la vida verdadera, hasta que esta vida muera, no se goza estando viva; muerte, no seas esquiva; viva muriendo primero, que muero porque no muero. Mira que el amor es fuerte, vida, no me seas molesta, mira que sólo me resta, para ganarte, perderte; venga ya la dulce muerte, el morir venga ligero, que muero porque no muero". Parece mero lirismo, pero es fe. San Pablo nos lo recuerda: "Por tanto, si hemos muerto con Cristo, creemos que tam– bién viviremos con él". Pero esta frase merece, bien, otro comentario. -19"!-
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz