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cia y nos exhortó a la orac1on para conseguir las gracias que ne– cesitemos. Donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia, dice S. Pablo. Y nosotros podemos traducir: donde abundó el mal, so– breabundó el bien. Y nosotros tenemos que "vencer el mal con el bien". Debe ser el programa de nuestra vida. Realizar el bien. No só– lo de cara al escaparate, esperando escuchar el aplauso de los hombres, que entonces no es tanto bien, sino hacer el bien por la íntima alegría de hacerlo y de construir un mundo mejor. Podemos hacer el bien realizando un trabajo perfecto. Sabiendo, cada cual en su puesto, que somos los operarios de un mundo que está su– friendo los dolores de ese alumbramiento que va del mal hacia el bien, y que nosotros podemos acelerar el amanecer de la bondad. Hacer el bien practicando esas pequeñas bondades que no se ven, que no se notan. Esos favores que hacemos a los otros sin que los otros se enteren. A veces lograr un hogar confortable a gusto del otro, que él piensa que está así por generación espontá– nea y ni siquiera da las gracias. Y así suma y sigue. En una lista interminable de pequeños detalles... Pues el bien está en los pe– queños detalles. No hay nada grandioso en el mundo que no es– té compuesto de menudencias. Si eso se ha dicho siempre, des– pués de la desintegración del átomo, con mucha más razón. En el mundo espiritual eso es mucho más cierto. Nadie podrá hacer como Cristo que realizó la redención de todos los hombres, pero cosas pequeñas sí. Y eso considero que es el mejor testimo– nio cristiano. Y sobre.todo cuando sabe hacer bien al que es malo. Es el evangelio. Por eso escribió S. Francisco de Sales: "No saber mostrarse bueno con los malos, es una prueba de que no es uno bueno del todo". Lo cual quiere decir que mientras vivimos siem– pre podemos ser un poco mejores y hacer un poco más de bien. Eso sin duda requiere esfuerzo. Pero tiene su recompensa en la otra vida (Rom 8, 14-25), y en ésta. Como escribió Descartes: "El bien que hemos hecho, nos da una satisfacción interior que es la más dulce de todas las pasiones". Y sobre todo, el poder resumir la vida en eso: "Pasó haciendo el bien". -155-