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El mismo nombre de Jesús lo dice: Significa "Yavé salva". Para decirlo en una palabra: Salvador. La melodía de fondo de toda la vida de Jesús es la Salvación. Resaltan ciertos acordes, como la misericordia. Dios salva por pu– ra misericordia (2 Tim 1,9; Tit 3,5). Y Jesús se hizo misericordia para con los hombres. Buscó principalmente a los pecadores. Se sentó con ellos a la mesa, comió su pan y bebió su vino. Se hizo como uno de ellos, para salvarlos a ellos mismos, de su propio pecado. Todavía está por escribir la historia de las conversiones de Jesús. Sería interesante desgajar esas escenas, esos relatos del resto del Evangelio, pero es que quizá, entonces, lo otro no tendría sentido. Porque la misericordia salvadora de Cristo conclu– yó en la cruz donde salvó al ladrón ... Otro acorde fundamental .de la historia salvadora de Cristo fue– ron los pobres. Los pobres siempre clamaron por la salvación. El clamor de los pobres se levantó en todo Israel, pidiendo liberación. Y en todo Israel se levantó el clamor de los profetas gritando: "El llegará y os salvará". Y llegó él. Y puso como signo mesiánico de su propia misión éste... Y los pobres son evangelizados". Desde entonces los po– bres consideran a Cristo como su Salvador. Aunque la figura de Cristo se haya disfigurado mucho, durante mucho tiempo, sin .embargo siempre, siempre los pobres le han considerado como suyo. No es exclusivo de ninguna bandería política. Por eso todas le han podi– do afiliar a su partido. Esta es la mejor demostración de que Cristo es el Salvador de todos. En nuestros tiempos también. La frase de S. Pablo vale para este instante mismo. Hela aquí: "Ahora es el día de la salvación". (2 Cor. 6,2) Salvación que comienza en este mundo, pero que llega a su plenitud cuando aparezca, resplandeciente de gloria en el otro. Cuando todos los salvados griten en el nuevo mundo, en el mundo mejor: "La salvación es de nuestro Dios y del cordero". (Ap. 7, 1 O; 12, 10; 19, 1) -149-