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¡RESUHRECCION! "En aquellos días, Judas, príncipe de Israel, hizo una colecta y .envió a Jerusalén dos mil dracmas de plata, para que ofre– ciesen un sacrificio por los pecados de los caídos: obrando con gran rectitud y nobleza, pensando en la resurrección" ( 11 Macab 12, 43). qe cuenta que en una de las grandiosas campañas de los persas contra los griegos, el emperador pasó revista a todo aquel ejército de un millón de hombres que iban a dar la batalla contra Europa. No pasó delante de ellos. Se subió a una colina y pasó la vista sobre todas aquellas escuadras perfectamente alineadas. Cuan– do los capitanes esperaban ver un gesto de orgullo en su rey, no– taron que lloraba. Uno de los generales más íntimos se atreve a preguntar por qué llora el rey. -"Lloro porque estoy pensando que estos magníficos guerre– ros tan valientes, que estos jóvenes tan llenos de vida, que llevan en sus ojos el fuego de las conquistas, antes de un siglo no serán nada más que unos huesos blancos". Ellos y todos nosotros. Eso se llama un pensamiento pesimista. Judas, con muchos menos efectivos que los persas también da batalla a los griegos establecidos en Israel, los griegos que habían destronado a los persas, y ante el campo lleno de cadáveres, sus pensamientos son bien distintos. No son de muerte, son de vida. Piensa en la resurrección de aquellos que yacen ahora sin vida. Sabe que un día aquella carne volverá a florecer para una eterni– dad feliz. Entre uno y otro va la diferencia de una fe. Creer en esta vida y creer en la vida. Cuando se tiene fe en la vida eterna, no una fe aérea, sino cierta, apoyada en la palabra de Dios, no se puede menos de pensar en .la resurrección de los cuerpos. Sin duda los persas también creían en otra vida. Pero era su idea muy confusa. -122-
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