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84 CORRESPONDENCIA Dll LA M. ANGELllS CON EL P. MARIANO y Sacerdote y todas tres Personas un solo Pontífice y Sacerdote, me indicaba que quería entregarse a mi alma, y que de hecho se ;entregaba, y que no tuviese pena porque se terminaba la fiesta del Espíritu Santo, pues poseía en mi alma a las tres divinas Per– sonas con quienes podía conversar y congratularme como lo había hecho con el Espíritu Santo durante aquella octava, pues para mi todos los días eran de fiesta, poseyendo, como poseía, a todo un Dios. Me indicó también el Señor, que aquel día venía bajo aquel aspecto de Pontífice y Sacerdote Sumo a mi alma, porque quería elevarme a una dignidad que no pude comprender cuál fuese, pues 1 entendí que hacía el Señor conmigo una cosa parecida a la que hacen los Obispos con los Subdiáconos (1) que ordenan Sacerdotes, y que me confería ciertas gracias y privilegios en orden a la santi– ficación de las almas. Esta visión, aparición o lo que fuera, me dejó tan contenta y consolada, que al visitar a Sor N., qU:e estaba aquel día en cama, no pudiendo ocultar mi alegría y contento, se lo co– muniqué, en forma muy velada, de suerte y manera, que comuni– cando a su alma los sentimientos que abrigaba en mi corazón res– pecto de la Santísima Trinidad, considerada bajo la forma de Sumo Pontífice y Sacerdote, quedase oculto el beneficio recibido. 3.-El presente año 1911, estando en el coro rezando Nona, la víspera de la Santísima Trinidad, recordando el favor indicado, abrí el breviario por la página que termina el Oficio del tiempo, o sea, la octava del Espíritu Santo, como si quisiera y esperara mi alma hallar a Dios. allí donde le había hallado el año y día indica– dos, en el que me parecía haber recibido aquel beneficio, estando mirando con pena el final del Oficio del tiempo y dando un af ec– tuoso y tierno adiós a mi Espíritu Santo. Al punto que abrí el breviario por la página indicada, me pa– reció que Dios Nuestro Señor, mandándome fijar mi vista en la antífona de Laudes: Caritas Dei diffusa est in cordibus nostris per inhabitantem Spiriturn ejus in nobis, me decía: "Aquí está tu vida, Hoy, en la plática que dirigirá tu Padre a la Comunidad, experi– mentarás en tu alma y obraré Yo. en ella lo que indican estas pala– bras, y empezarás a vivir una vida toda de amor." Quedé muy (1) Es decir, los Diáconos,

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