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CARTA L:Xlll, 19-20 SEPTIEMBiUl r9:r:r 79 las mentiras que le digo, porque todo lo que escribo es mentira, que soy una desgraciada, etc., etc. 7.-Esto aparte de otros mil sufrimientos que me ocasiona 1a dirección espiritual, pues yo no puedo tratar con nadie porque todo me hace sufrir, sea por mi soberbia y mal genio, o por falta de sa– lud, o porque Dios así lo quiere. Sufro tanto, Padre mío, que a no experimentar en el fondo de mi alma un no sé qué que me dice: "Eres muy de Dios y Dios todo tuyo", y viera yo con evidencia ser esto verdad en el mismo Dios, atronaría el mundo entero-si ser pudiera-a gritos del tormento terrible que siento no sé de -dón– d~,, ya por unas cosas, ya por otras, que siempre vienen a parar en hacerme ver que ofendo a mi Dios y que tras de una vida de infierno que llevo por mis angustias y enfermedades y deberes que me impone el cargo de Superiora y la dirección espiritual, me es– pera otro más terrible en la eternidad, mientras que las demás re– ligiosas tienen la suerte de gozar de un doble paraíso. Algunas ve– ces me dan tentaciones de renunciar al cargo de Abadesa, cuyos deberes no puedo cumplir no sé si por falta de salud o de virtud o por ambas cosas, pues aparte de ser para mí una cruz muy pesada por mi inclinación al retiro y lo mucho que me cuesta tener que ha– blar, son muchos y muy graves los pecados que cometo con el mal ejemplo que doy, y por mi abandono, pues las pobres religiosas, la mayor parte del tiempo, están como ovejas sin pastor, porque yo no vivo más que para mL ni les sirvo más que para hacer sufrir a todas y dar que hacer, como lo vengo haciendo hace mucho tiem– po. Tengo a la Comunidad poco menos que abandonada, porque no tengo gracia para nada, ni ganas de nada, porque todo me molesta.. Así que sería mejor renunciar el cargo para que ni las religiosas sufrieran ni yo tampoco (1). 8.-Como verá en la adjunta del P. Guardián, no quiere él re– solver el asunto de su venida. Si le parece, deje para el día 30, en cuyo caso, obtenido el permiso del señor Arzobispo, escribiré al P. Provincial pidiendo le deje libre el día dos, y así podrá, de paso, (1) Inútil nos parece llamar la atención del lector sobre la piadosa exageración que contienen estas líneas. De muy distinto parecer son las religiosas. La M. Angeles cumplía a perfección .sus deberes de cargo, y en todo momento se desveló por el bienestar espiritual de la Comunidad.
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