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CARTA ¿XIÍ, I6-I7 SEPTIEMBRE I9I1 73 que tenía en mi poder me daría alguna reprimenda, cqya carta con– testación no me atreví a abrir hasta después de haberme confesado con el P. Díez, Jesuíta, y asegurado éste que no había faltado sino que había obrado bien, y que esto mismo me diría seguramente el señor Provisor, como así fué; y 2) en un favor (o lo que fuera) que me dispensó mi Dios y Señor el mismo día, después que salí del apuro. 2.-Al ver que V. R. no me contestaba con la puntualidad y pres– teza que otras veces, a los siete u ocho días, empecé a sufrir gran– des agonías. De lo que resultó: 1) que pareciéndome que no quería Dios que yo tuviera más dirección que la suya, .ni yo podía tam– poco sufrir los extraordinarios trabajos interiores que ésta me oca– sionaba, empecé a aborrecer la dirección espiritual y a proponer: no depender de nadie más que de mi Dios, para no esperar tampoco re– cibir la vida, consuelo y consejo, etc., etc., etc., que mi alma nece– sita; y 2) cuando recibí su carta, leer la misma con cierta frialdad,. o no con el entusiasmo y devoción que acostumbro, como si temie– ra. que si me entregaba a los sufrimientos y afectos g_ue ella me' ins– piraba, volvería a las angustias que acababa de sufrir, y que era mejor estar como estaba ... sola con Dios. Y éste ha sido, más que mi enfermedad, el motivo de no haberle escrito antes, juntamente con el temor que se apoderó de mí de que no le daría bien la cuenta de conciencia, y que iba a contraer tantos pecados cuantas faltas en esto cometía; pues si hubiera estado en otro estado, no me parece que dejara pasar tanto tiempo sin escri- . birle, aunque estuviera a la muerte, al menos los días que he estado levantada. 3.-De lo dicho puede inferir cuán lejos de Dios y cuán mal ha– bré vivido en todo este tiempo, 'como así es, pudiendo afirmar que a la letra se ha verificado en mí lo que tengo indicado repetidas ve– ces de palabra y por escrito, esto es, que abandonar la dirección y llenarse mi alma de tinieblas, perder a mi Dios, esclavizarme (o a lo menos aproximarme) con las criaturas, y revolcarme en el cieno def pecado, es todo uno. Las faltas que he cometido son innumerables. Bien. quisiera con– fesárselas todas, pero me parece que no podrá ser y mucho menos podré darle a conocer la gravedad de ellas. ¡Ay Dios mío! ' ~. ' -

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