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70 CORRESPONDENCIA DE LA M, ANGELES CON EL P. MARIANO ma, viviendo dedicada a la santificación del prójimo, .si es ésta lavo– luntad de mi Dios, como creo que lo es. ¿ Y no le parece a V. R. que Dios Nuestro Señor quiere más a las demás religiosas que a mí, pues las quiere sólo para El y las facilita y concede los medios más eficaces para su santificación, y sobre todo el inestimable don del tiempo' libre, mientras que a mL no me quiere más que para las criaturas y no me concede tiempo ni salud para vacar a la oración? 8.-He escrito esta carta entre ayer y hoy, y según el espíritu y sentimientos que abrigaba en mi alma cuando recibí su carta, y por consiguiente bajo la impresión de las ideas tétricas que me do– minaban. Mas su carta ha cambiado totalmente mi. alma, y no estoy sola ni triste, ni tampoco sin vida, sino animada y contenta y muy agradecida a mi Dios y a V. R., sintiendo solamente el haber dado lugar al demonio para que me tiente y haber cometido tantas faltas como he cometido desde que salí de mi santo retiro. Absuélvame de todas. Su hija que mucho le ama y venera en Días, Sor Angeles. 9.-El viernes pasado fuí al confesonario con vivos deseos de purificar mi alma, pues me parecía que desde que salí de Ejercicios estaba en pecado mortal. Indiqué al Padre mi deseo de repetir por tercera vez la confesión de las faltas que había cometido desde el momento que salí de Ejercicios, y con su permíso hice la renovación de las confesiones hechas con él desde la última que hice con Vues– tra Reverencia, añadiendo a la confesión de las faltas la de mis aprensiones u óbices que por mi naturaleza humana y estado de viadera me impedían unirme con Dios. Procuró el Padre tranquHizarme y consolarme, diciendo que aquel disgusto o descontento e intranquilidad provenía de la abun– dancia de pasto espiritual que se me había dado durante los Santos Ejercicios y de los grandes bríos con que había salido de ellos, etcé– tera, etc. Yo le dije que no, pues no solamente no había salido con. bríos, sino que estaba muerta y disipadísima hasta no más, pues