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PROLOGO A la noche oscura sigue una luz brillante y esplendorosa. Supe– radas félizmente las pruebas dolorosísimas de la purgación del.espí– ritu, el alma recibe el premio de su fidelidad y generosidad; y cier– tamente la inmerecida recompensa satisface cumplidamente sus .an– helos y aspiraciones. Después de la entrega de la 'I'rinidad beatísima en el matrimonio espiritual, ·se remonta el vuelo a alturas insospechadas e inaccesibles a la naturaleza humana sin una gracia muy especial. Los progresos en el conocimiento y amor son por demás sorprendentes. "A partir de este momento-dice la M. Angeles en un pasaje de la Autobiogra– fía todavía inédito (1)-el alma Qace progresos admirables en el co– nocimiento, amor y unión divina, porque cada una de las comunica– ciones que recibe, la aleja inmensamente del lugar que ocupaba en el mundo espiritual. Diríase que vuela en la esfera de la Divinidad, de una mansión divina a otra más divina, o que da saltos gigantes– cos, tales que con cada uno franquea un espacio inmenso y pierde la tierra que momentos antes pisaba. Merced a estos saltos o vuelos que da y distancias que salva en la sabiduría y caridad divinas, se desco– noce a sí misma, repitiéndose esta extrañeza cada vez que recibe el soberano favor del toque sustancial, no sólo por el sorprendente·des– arrollo de su vida espiritual, sino que también por la ciencia divina que le precede y acompaña, quedándole, además, este hábito." La mística doctora del Carmelo termina la maravillosa descrip– ción del Castillo interior con las Moradas séptimas, en las cuales nos habla con su acostumbrada e inimitable maestría de la unión tra:s– formante, es decir, de la posesión de Dios por unión de amor. Y pre– cisamente con esta fase de la vida espiritual se inician los grados de perfección que la sierva de Dios M. María de los Angeles recorrió (1) Cf. La Vida Sobrenatural, 1923, t. V, p. 353.

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