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CARTA LXI, 25 AGóS'tó :l:9tí necen a los actos heroicos, si no todos la mayoría, pues los hacía porque yo, naturalmente, no podía practicar aquello a que me obli.:. gaba con voto; y era tal mi deseo, las ansias que sentía y me ator– mentaban casi de continuo de vivir y obrar siempre según me sen– tía movida en aquellos. ascensos y a las nobles aspiraciones de mi alma, que muchas veces me obligaba a ello bajo pena de pecado, aun entendiendo que aquello no lo podía hacer por mí misma, pi– diendo, sí, al Señor, en cuya presencia estaba, gracia para ejecutar– lo por no poder resistir aquellos ímpetus o deseos que sentía. Y quie– ra Dios que al cumplimiento de dichos votos no me haya obligado también bajo pena de condenación eterna,. como me obligaba, en cierto modo, a la enmienda o corrección de mis faltas, pues muchas veces pensando que estaba en mi mano el evitar todo pecado o im– perfección, movida unas veces úel arrepentimiento, otras del deseo de reconciliarme con Dios, le pedía y conjuraba a que me condena.:. se par.a siempre si volvía otra vez a ofenderle aun con una simple imperfección, que no me perdonase más porque prefería la conde~ nación eterna al perdón si volvía a serle infiel. Animada y guiada de un espíritu tan extravagante, figúrese, Padre, qué cosas habré hecho yo. Lo que puedo decir es que mis pensamientos y aspiracio– nes eran tanraras y tan distintas de las almas que yo había tratado y trataba, que me daba vergüenza que alguien lo conociera, por lo que tenía buen cuidado de ocultarlo a .los confesores, monjas y a todos. Y toda la vida he sido así. · 5.-Los votos factibles a la criatura, y a criatura tan imperfec– ta como yo, que he hecho, son los siguientes: a) El año no sé si 1893 ó 94 (paréceme que el 93) hice voto de imitar a la Santísima Virgen, de inspirarme para todo en esta divina Señora (1), de obedecerla en todo, y hacer siempre y en todo lo más agradable y conforme al espíritu y sentimientos de la misma, in– cluyendo en este voto el más exacto cumplimiento de una ley que me parecía tener y habe~ tenido siempre grabada en lo más íntimo de mi alma, de vivir conforme a la .voluntad divina y hacer en todo lo más perfecto y agradable a Dios, cuya ley se ~mponía en todas, las cosas a mi alma como un deber que tenía que cumplir, indicán- (1) Autobiografia, p. 7¿1, 236.

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