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6Q CORRESPONDENCIA DE LA M, ANGELES CON EL P. MARIANO flexionar sobre ello, a ojos cerrados y a peores luces que las que ac– tualmente poseía, así me decía) había expresado en el voto de obe– diencia a V. R. y los que me indicaba V. R. en su carta contes– tación que comenzaba a leer; cuya carta ya me había indicado re– petidas veces, dos días hacía, que no me convenía leer, y que no la leyese. El otro espíritu, por el contrario, me inclinaba a la obedien·· cía, y a cumplir lo prometido en mi voto, y a ratificar lo que acaba– ba de prometer aquella misma mañana en mi respuesta a la pre– gunta que interiormente se me hizo. Mas este espíritu apenas se dejaba sentir en mi alma, sino de un modo imperceptible desde ha– cías días, mientras que el primero parecía el ego sum qui S'Um del alma por el estrepitoso modo en que se traducía; por lo que pensaba yo que era éste el espíritu que debía seguir, puesto que parecía que invadía toda mi alma y se presentaba corno el más divino y diviní– sirno, y el más grato a Dios, y el más breve para llegar a la pose– sión total del mismo Dios y libre de los mil peligros y sufrimie1'ltos anejos a la dirección espiritual. Empero yo, nada más comenzar a leer la carta, aunque tímida y vacilante, confirmé y ratifiqué la elec– ción hecha del camino de la obediencia, proponiendo en este cami– no buscar y hallar la absoluta soledad y caridad perfecta o amor pu– rísimo a Dios de las almas bienaventuradas que se me prometía en el camino contrario, elevando y divinizando la dirección y comuni– cación verbal y por escrito en la forma indicada en el voto y pro– pósito que hice en los Santos Ejercicios y tengo prometido a mi Dios: y rechacé el otrq camino de absoluta soledad que se me pro– ponía, no obstante adaptarse o parecerme que se adaptaba mejor a mi manera de ser, y que yendo a Dios por él no tendría que hacer los sacrificios físicos, pero sobre todo morales, que preveo en el camino de la obediencia, comenzando por éste de tener que vivir teniendo a la vista un bien infinito y sin poder poseerle sino por partes, po- . quito a _poco, por no querer comunicarse Dios directamente, y estar ·v. R. ausente de Valladolid. ¡Si viera, Padre mío, en qué estado de angustia y soledad, y de vida y muerte pone mi alma este no poder recibir constantemente la vida divina que solicita y desea mi alma! Paréceme que es el mayor de los sacrificios que me impone e impondrá mi deber de vivir so– metida a la dirección esp_iritual.

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