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54 CORRESPONDENCIA DE LA M. ANGELES CON EL P. MARIANO por espacio de muchos años y prometido por el Señor y la Santísima Virgen que me concederían en el tiempo determinado por la provi– dencia divina; y, por consiguiente, vivir actuada en la fe de las pro– mesas hechas por Dios y la Santísima Virgen a mi alma acerca de la providencia singular que tendrán de mí y de las gracias y favores que me dispensarán por medio de mi Padre espiritual, y que estas promesas se cumplirán todas en la persona de V. R., como se han 1 cumplido las repetidas promesas que el mismo Dios y la Santísima Virgen me hicieron acerca de la confianza plena con que traduciría mi espíritu y comunicaría con mi Director, mejQL<:licho, C()n el mismo Di()¡, en la persona de mi Director, y el interés que éste se ···tornaría y caridad divina con que amaría a mi pobre alma, no obs– tante ser tan ruin y despreciable en todos conceptos, todo lo cual con otras muchas cosas indicadas por mi Dios y mi Purísima Madre acerca del Director tantas veces pedido por mí y prometido por Ellos, se ha verificado en la persona de V. R. y solamente en Vuestra Reverencia, que es el único Ministro de Dios que ha podido insi– nuarse en mi alma y en mi corazón, y merecer mi confianza. En esta fe y confianza de ser V. R. el Ministro elegido y desig– nado por Dios para dirigirme, y revestido al efecto de autoridad di– vina y con todos los poderes de Dios sobre mi pobre alma, prometo mirar siempre en la persona de V. R. a mi Dios Uno y Trino, Padre, Hijo y Espíritu Santo, a toda la Santísima Trinidad, y todas las gra– cias que antes recibía dfrectamente de su Majef;1t§ld, esperar recibir~n , ..... ªgelantf; J>Qr. f()11ggct0Hde V. :R., incluso la J:lOS~sión. co111,¡>lefa."delñiis– mo Dios. Vivir siempre unida y adherida a V. R. y en V. R. a Dios, . recñazaíí.ao como tentación toda idea o pensamiento que me apar– ta y retrae de V. R.; ver en V. R. a Dios; oír en V. R. a Dios; hablar. en V. R. con Dios y con la misma confianza, sencillez y franqueza que hablo y comunico con Dios sin ocultarle nada, ni bueno ni malo, antes bien, franqueándole todos los senos de mi alma para que la conozca y vea tal como es y está en la presencia de Dios. No tener otro criterio ni voluntad que la de V. R., obedecerle ciegamente siempre y en todo hasta la muerte y muerte de cruz, si Dios lo quiere,..~.J;_~9d9J_<LSJ..k!~Jn.e .. c:lJGe i:n pro y_ eneontra con la misma •:fi.¡_~mezél qlle creo en la existencia de DiosUno y Trino, y si por füsti– gación del diablo o mi natural timidez no doy crédito a lo que me

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