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6 4 CORRESPONDENCIA DE LA M. ANGELES tON EL P. MAlltANO dos a la vez, y me pareció, mejor dicho, experimenté una cosa parecida a la que experimentaría uno que estando muerto de sed y acudiendo a beber agua al lugar en que muchas veces había sacia– do su sed, se encontrase no sólo con la fuente seca, sino sin rastro 11.i reliqtlia de la fuente que había existido allí; al mismo tiempo que me parecía ver a V. R. colocado a cierta distancia de mí, a manera de una fu~nte de vida y de un depósito lleno de gracias, en actitud de comunicar esta vida y estas gracias a mi alma ,por una misteriosa corriente en la forma que no puedo explicar, y a mi alma, que hacía esfuerzos supremos por ir adonde V. R. estaba. No hacía mucho que yo había fugado y me había alejado de V. R. con mi.s aprensiones y miedos e ideas tétricas de que V. R. es– taba cansado de mí, etc., diciendo: "Si es así, viviré sólo con mi Dios, que éste no se cansará de mí ni me abandonará nunca." Pero al ver a V. R. en la forma que me mostró el Señor, dije: "No, no, no puedo vivir sólo con Dios; tengo que vivir también con mi Padre, pues allí ha puesto Dios mi vida ... ; si aquellas gracias hubiese depo– sitado el Señor en éste (refiriéndome al P. Confesor), podía aceptar su ofrecimiento; pero no puedo, porque no está en él mi vida ... ; no quiere Dios comunicarse ºa mi alma por ningún conducto fuera de aquél. .. " 5.-Como fuí la última a confesar, apenas me dió la absolución, salió el Padre del confesonario, y yo me quedé allí a cumplir la penitencia. En cuanto me quedé sola, Dios Nuestro Señor, representado de un modo especial en la persona del Padre, haciéndose presente a mi alma con una leve insinuación, me hizo recordar todas las gra– cias que había recibido de su bondad por conducto de V. B,. en el confesonario durante i;ni santo retiro, como si me dijera: "Aquí te comuniqué yo... y te elevé al estado en que te encuentras ... " Nada más ver al Señor, empezó mi alma a sufrir una especie de agonía, angustias, ansias, o no sé qué, y a sentir un deseo vehemente de recibir la vida divina y bienes que nuevamente me ofrecía mediante una especie de donación o entrega del mismo Señor. Entre gemidos y llantos: "Es verdad, Dios mfo-le contesté-, que aquí me habéis elevado al estado en que estoy y comunicado las gracias que me insinuáis; pero aquello ya se acabó. Pasaron ya aquellos días felices,
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