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CARTA CLIV, 2 SEPTIEMBRE 1913 357 pueda amarle más que yo en este mundo. Es un amor todo divino, como divino es Dios a quien representa y en quien le amo y en quieii. está mi alma unida a V. R. tan íntimamente que creo me se– ría imposible prescindir de V. H., de quien tanto y tan divinamen– t_e amo en Dios. He aquí por qué mi alma el día 17, cuando me sen– tí tentada a abandonar la dirección (como le decía en mi carta de ayer) se impuso con un poder tan absoluto y soberano, como dicien– do: "Yo no dejo a mi Padre; primero volver a la nada ciue separar– me de él ... " Mucho le amo, sí, Padre mío, y pienso .amarle cada vez más, pues es mucho lo que le debo y espero deberle en el cielo, donde deseo ser su corona y su gloria (accidental, se entiende). Muy mala soy; pero ya me corregiré poco a poco con su ayuda y seré tan bue– na y santa como V. R. y mi Dios quiere que lo sea. Perdóneme lo mal que hasta el presente me he portado y las mil y mil molestias que le he dado, que ya me enmendaré, si no tan pronto como Vues– tra Reverencia quiere y yo deseo, cuando Dios quiera o me conce– da esta gracia, que solicito y espero de su bondad. Como ayer terminé la carta de prisa, no pude confesar mis fal– tas como deseaba, esto es, todo lo que he faltado desde la noche (¡tan memorable para'mí!) del día 10 de agosto que me confesé con V. R., con mi único y amado Padre, Madre y mi todo,. la última vez. Su reconocida hija, que mucho, muchísimo, le ama y venera en Dios, Sor Angeles.

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