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354 CORRESPONDENCIA DE LA M. ANGELES CQN EL P. MARIANO da, pues buscaba en ella a Dios. Lo .que me edificó, y deseando yo conformarme en esto con su manera de ver y pensar y su caridad universal para con todas las almas, propuse vivir en su dirección como una de tantas almas confiadas por Dios a su celo sin preten– der cuidados especiales. Conocimiento de su celo, caridad y ansias de conquistar almas para Dios y de perfeccionar y santificar a éstas. Entendí que debía cooperar a su celo y misión divina, solicitando de mi Dios gracias especiales a su favor para que santifique y di– rija con acierto a las almas que Dios quiere santificar por su con– ducto e interesándome por dichas almas en la presencia de Dios. Propuse hacerlo así y privarme-si fuere necesario p'ara la santifi– cación de dichas almas-del consuelo de comunicar con mi Padre con la frecuencia que quisiera, de su cariño y deferencias, consin– tiendo por amor a la voluntad y justicia divina, si así lo quiere, verme privada de todos los bienes que poseo en su digna direc– ción, con tal de que mi Padre satisfaga sus ansias y deseos de con~ quistar y santificar almas y que mi Dios y Señor sea glorificado de tales almas. Propuse también padecer en silencio por amor a la voluntad divina, que tanto amo y por la cull se interesa y cuida mi Padre de mi pecadora alma,. todos los trabajos inherentes a la di– rección espiritual. que entendí serían muchos y ejecutar todos los mandatos de mi Padre por amor también a la misma voluntad divina. Día 12. Por orden de mi Padre anulé-en cierto sentido-el pro– pósito de vivir en la dirección corno una de tantas almas confia– das por Dios a su celo sin pretender cuidados especiales; por ha– berme producido un retraimiento y separación muy grande y te– mor a mi Padre. En lugar del propósito indicado, por orden tam– bién de mi Padre, propuse tener en éste toda mi fe y confianza, mirándole corno a fuente de vida y gracia div_ina que la bondad. di– vina me deparara y acudir a él llena de gozo a saciar mi sed de gracia y vida divina al tiempo mismo que derramo toda mi alma en él, contándole todo lo que me pasa corno una niña inocente que no tiene juicio ni reflexión. Así quiere mi Padre que sea, y que vaya a él saltando y brincando y que desee tratar con él cuanto más mejor. Díjome que mis encogimientos no son propios de una hija y menos en la altura --en que estamos, pues nuestras relaciones

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