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342 . CORRESPONDENCIA DE LA l\Í:. ANGELES CON EL P. MARIANO lo contrario, pues me perjudican tales· ideas, aparte de que mi Padre me impuso precepto de rechazarlas y de no pensar jamás en pecados, ni en ninguna cosa que me quita la vida de amor y me aparta o saca a mi alma de Dios. Cuando hice este propósito era el medio día (día 12) y se me había ya quitado la indicada inclinación. Y aquella tarde y tres días siguientes estuve entretenida con los Cánticos y otras ideas divinas. En la segunda quincena de los Santos Ejercicios en virtud de las luces que Dios Nuestro Señor comunicara a mi alma en orden · a V. R., o lo que es lo mismo, a la dirección espiritual, y en virtud también de un conocimiento mayor, mucho mayor, que me conce– dió el Señor del atributo de su bondad y misericordia divina, me metí en la divina Persona del Verbo Humanado de un modo que no sé explicar, pues metida m.i alma en la bondad y misericordia divina personificada en el Verbo, o sea, en Jesucristo, iba mi alma a perderse en V. R., de tal manera que no sabía: si estaba mi alma en Jesús o en V. R., porque me parecía todo uno. Cuando trataba con Dios Humanado, me pareció que trataba con V. R., y cuando hablaba con V. R., que estaba con Jesús; porque lo confundía todo, y me maravillo ahora de que no haya.dicho o hecho algún dispa:– rate o desatinos en mi trato con V. R., pues muchas veces no sabía pur dónde andaba. Parecíame · que Dios, que Jesús era mi madre, que me llevaba en su seno y me estaba dando el sér y la vida, que era mi protector' que me estaba de continuo defendiendo de los enemigos que atentan contra mi vida, la poquita vida que me pa– recía a mí tenía mi alma (como así es) en comparación de la suya divina y de la que esperaba tendría más· adelante; que me limpia– ba, cubría mi desnudez y me alimentaba con su sangre, gracia y perfecciones divinas, como limpia, cubre y alimenta la madre a su pequeñuelo, y como mi alma metida en este Dios ·todo bondad y misericordia, tan tierno padre y cariñosa madre mía, iba como a perderse en V. R., parecíame que V. R. era mi padre, mi madre y mi todo; y todos los oficios que veía hacer a Dios con mi alma le veía también hacer a V. R., y mil cosas que no sé explicar. Terminados los ejercicios de la Comunidad, quedó mi alma así metida en Dios, en la bondad divba, en Jesucristo, en Dios Espí-