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.338 CORRF.SPóNDlíNéIA DÉ LA M, ANGELJ!.S CON líL P. MAIÜANO de V. R.! Hasta el día 15 por la tarde no sentí o noté en mí ninguno de los cambios tan frecuentes durante su estancia en ésta. Viví maravillosamente unida e idenfificada con la dirección. El citado día, empero, me dió la gana de leer su carta epistolar de 1910, y apenas comencé a leerla cuando empecé a retraerme y huir de V. R., persuadida de que cometí un desatino en escribir mi vida y que cometeré otro mayor si le obedezco en escribir la vida divina; pues no es Dios, sino mi soberbia quien ha cambiado a Vuestra Reverencia, que tan a fondo-parecía-conoce mi malicia, para que me meta en estos peligros, etc., etc., etc. Desde entonces estoy tranquila y en paz, sí, pero como suelta de V. R., suplicando a mi Dios remedie mi yerro, el que cometí en escribir mi vida, mejor di– cffo, en dar a V. R. motivo para imponerme este precepto con mis parlerías, devolviéndome los escritos para quemarlos, y que quite a V. R. la idea de mandarme escribir, etc., etc. Es este el estado en que me encuentro y en el que quiero vivir toda mi vida, persuadida como estoy de que Dios Nuestro Señor ha permitido que V. R. cambiase del modo de pensar que tenía en orden a mi alma, y que me obligue a escribir para castigar la gran– de .soberbia mía en comunicarle cosas que no debía, y mis malos procederes en mis relaciones con V. R. Repetidas veces quise escri– birle durante mi retiro, y un día empecé a escribir la carta; pero lo. deje no sé por qué, sin duda porque esperaba que V. R. me escribiría. Su hija pecadora que mucho le ama y venera en Dios y. agra– dece sus asiduos cuidados y grandes sacrificios, de los q1¡1.e espero aprovecharme con la gracia de Dios, Sor Angeles Soraz1i.