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CAR.TA LV, 26 JllWIO r9t:r. del Señor todos mis pecados, y terminado, díjome el Señor:· "Esto q'ue acabas de hacer lo repetirás a presencia de tu Padre espiritual en los Ejercicios que harás con él cuando Yo te indique, pues quie– ro oír esta confesión que haces y verte aborrecer el pecado en la forma que acabas de hacer en la persona de tu Padre, donde y en quien me verás como aquí." "Bien-contesté-, haré lo que Vos me mandáis, pero ya sabéis, Dios mío, que yo no soy capaz de reproducir en mi alma lo que ahora me ha movido a hacer vuestro divino espíritu; Vos lo tendréis que hacer." Y quedé con deseos de que V. R. dedicase un día por lo menos de los Ejercicios a la vía purgativa, si es que estima conveniente. Otro día entendí que me decía el Señor que al pedir el permiso o autorización para hacer Íos Santos Ejercicios con V. R. no sefi.alase días, pues éstos pasarían de diez y de doce, pero que no señalase yo el tiempo que habían de durar, sino que lo dejase todo a la discreción de V, R., a quien indi– caría Su Majestad lo que debía hacer conmigo en aquellos días y también el tiempo que habían de durar; que yo no hiciera otra cosa que ponerme en sus manos, de V. R. digo, dispuesta a hacer y pade– cer todo lo que Su Majestad Divina quiere y exige de mí, sin reser– varme ningún querer, deseo ni afecto, pues todo obraría en mí la gracia, y cuanto más pasivamente me portase, mejor para mí; que, al efecto, a la primera entrevista, antes de la plática de preparación de los Ejercicios, dijese a V. R.· todos mis cuidados y preocupaciones para quedar tranquila y descuidada de todo, como si no tuviera ya que ocuparme de criaturas y de cosas de la tierra; que me confe– sase y me entregase y abandonase por completo err manos de V. R., y que, hecho esto, Su Majestad haría lo demás. Y varias veces me ha indicado el Señor que el orden que he de seguir o guardar en los Santos Ejercicios deje también a la voluntad de V. R.; pero con la condición de que yo, en las ·cartas que sucesi– vamente le voy escribiendo, le indique el estado en que se encuen– tra mi pobre alma. 3.-Esta, Padre mío, se encuentra, poco más o menos, en el esta.do en que quedó al despedirse V. R., mejor dicho, en el que Ie colocó el Señor por medio de V. R. en la plática que dirigió a la Comunidad la víspera de la Santísima Trinidad, por la mañana: gozando de la presencia de Dios Trino y Uno, pero sin poseerle,

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